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Mostrando entradas de enero 30, 2011

SOBRE LA OBEDIENCIA

Tenemos muy arraigado el concepto de obediencia, porque casi todos quienes somos adultos hoy, hemos sido criados en base al sometimiento a los deseos o necesidades de alguien más poderoso. El más débil obedece al más fuerte que emite órdenes sobre cómo vivir, comportarse, comer, dormir o relacionarse. Si hemos obedecido como corresponde a los mandatos de otros individuos -generalmente nuestros padres- es posible que nos hayamos acomodado desde muy pequeños a sus necesidades o su moral y por lo tanto hemos obtenido beneficios. El más importante es haber sido aceptados. Hasta ahí, las cuentas dan bien. Sin embargo, hay algo sutil que sucede mientras somos niños, que es imperceptible pero opera a cada instante, que es la pérdida de nuestro pulso básico mientras hacemos grandes esfuerzos para adaptarnos a la modalidad de los mayores. Se desvanece esa voz interior que nos guía y que nos hace únicos. Extraviamos la autenticidad para situarnos en este mundo, en a