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Mostrando entradas de abril 20, 2014

ÚLTIMA ESCENA DE BARRANCA ABAJO.

Escena XV  Aniceto y Don Zoilo ZOILO: Yo no me mato por ellos, me mato por mí mesmo. ANICETO: ¡No, padrino! ¡Calmesé! ¿Qué consigue con desesperarse? ZOILO: [Alzándose.] Eso es lo mesmo que decirle a un deudo en el velorio: "No llore, amigo; la cosa no tiene remedio." ¡No hay que llorar, canejo!... ¡Si quiere tanto a ese hijo, o ese pariente! Todos somos güenos pa consolar y pa dar consejos. Ninguno pa hacer lo que Dios manda. Y no hablo por vos, hijo. Agarran a un hombre sano, güeno, honrao, trabajador, servicial, lo despojan de todo lo que tiene, de sus bienes amontonaos a juerza de sudor, del cariño de su familia, que es su mejor consuelo, de su honra... ¡canejo!... que es su reliquia; lo agarran, le retiran la consideración, le pierden el respeto, lo manosean, lo pisotean, lo soban, le quitan hasta el apellido... y cuando ese desgraciao, cuando ese viejo Zoilo, cansao, deshecho, inútil pa todo, sin una esperanza, loco de vergüenza y de sufrimientos resuelve acabar

El seminarista de los ojos negros

Para escuchar hacer click aquí . (Para no salir de la página pinchar con el botón derecho y elegir abrir en otra ventana) “El seminarista de los ojos negros”, poema escrito por el dramaturgo español Miguel Ramos Carrión. Nació en 1847 y falleció en 1915. Entre sus obras se encuentra este excelente poema que a grandres rasgos trata de una mujer que todos los días ve pasar a un grupo de seminaristas, y especialmente uno de ellos le llama la atención, el de los ojos negros. A continuación un fragmento del poema, con el enlace para disfrutar del audio. Desde la ventana de un casucho viejo abierta en verano, cerrada en invierno por vidrios verdosos y plomos espesos, una salmantina de rubio cabello y ojos que parecen pedazos de cielo, mientas la costura mezcla con el rezo, ve todas las tardes pasar en silencio los seminaristas que van de paseo. Baja la cabeza, sin erguir el cuerpo, marchan en dos filas pausados y austeros, sin más nota alegre sobre el traje negro que