LA RANA QUE NO CREÍA EN LAS PRINCESAS
Había una vez una rana que no creía en las princesas. Decía que bastante tenía con vivir en su charco y que no la molestaran. Otras ranas le preguntaban por qué no creía en las princesas y la rana siempre contestaba: -No creo ni en mí misma. -¿Cómo que no crees en ti? Si nosotras te vemos. -Y yo también me veo reflejada en el agua, pero esa no soy yo. -¿Y quién eres? -Nadie, no soy nadie. Al final las compañeras de charca la dejaron por imposible. Un buen día apareció cerca del lugar una joven y todas pensaron que era una princesa como las de verdad, porque también hay princesas de mentiras que por mucho que besen a una rana no se convierte en príncipe ni a la de tres, bueno, ya me estoy yendo por las ranas, decía que apareció lo que parecía ser una princesa de las de verdad. En seguida se reunieron ranas y sapos en el nenúfar más grande y más verde del pantano para echar a suertes haber a quién le tocaba ir en pos de la princesa y convencerla de que le diera