Oratoria y actitud

Nuestra Actitud es la forma personal de percibir, juzgar y resolver situaciones. Es un componente importante de la personalidad.
Según Allport, la actitud es “una disposición psíquica y nerviosa, organizada por la experiencia, que ejerce una influencia orientadora o dinámica sobre las reacciones del individuo, frente a todos los objetos y situaciones con los que está relacionado”.
 La actitud en términos de eficacia (actitudes adecuadas para lograr determinados resultados), refiere a habilidades  actitudinales.
Como toda habilidad, se potencia si se aplican  y ejercitan técnicas que gradualmente serán naturalizadas.
¿Qué habilidades actitudinales propias podemos identificar?
Flexibilidad, resiliencia, trabajo en equipo, confianza,  creatividad,
proactividad, comprensión, reflexividad, optimismo, humildad,
empatía...
¿Para qué identificar nuestras Habilidades Actitudinales?
Para determinar el estilo oratorio y comunicativo que nos es propio y  que más nos favorece, según nuestra  personalidad



¿QUÉ ES LA EMPATÍA?Es la habilidad de reconocer y comprender los sentimientos, ideas, conductas y actitudes de los demás y entender las circunstancias que les pueden afectar en situaciones concretas
¿POR QUÉ INTERESA POTENCIAR ESTA HABILIDAD ACTITUDINAL?
   Facilita el entendimiento, el manejo y el progreso de relaciones interpersonales.
   Quienes la poseen  se destacan por la capacidad de escucha activa, son “observadores” de señales no verbales y de estados afectivos.
  En el ámbito profesional, la empatía mejora el clima laboral, la motivación, la eficiencia y el desarrollo de la cultura organizacional.
  Es imprescindible para  quienes que lideran un grupos o trabajan en equipo.
   Para conectar, es fundamental guardar coherencia entre lo expresado desde lo verbal y lo no verbal (evitar contradicciones).
      Ej. Decir que estamos tranquilos cuando nos movemos continuamente, sudamos, nos tiembla la voz, presentamos rigidez y tensión muscular.

PAUTAS PARA EJERCITAR LA EMPATÍA:
          Intentar comprender el por qué de cómo actúan los demás.
          Mirar a la persona a los ojos, crear un clima de confianza.
          Practicar la escucha activa. Mostrar interés y poner atención facilita que el otro se exprese.
          Ponerse en su lugar, ser objetivo/a. No juzgar, o etiquetar al otro.
          Identificar sentimientos.
          Prestar atención a las señales no verbales  presentes.
          Obtener toda la información necesaria de la otra persona, antes de elaborar una opinión y asegurarnos de haber entendido correctamente el mensaje.
          Comunicarle al emisor que se ha entendido su mensaje.
          Evitar demostraciones de aburrimiento, apuro o cansancio.
          Reforzar positivamente al otro.

    Terminar la conversación con un tono positivo (P. Ej., “Me siento muy cómodo trabajando en este grupo”, “ha sido muy fructífera esta charla”, etc.)

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